Claudio Naranjo: Necessitem una educació per al desenvolupament humà

Hoy, hojeando la revista Mentesana de este mes de abril, he dado con estas palabras, sabias como siempre, de Claudio Naranjo. Me permito compartir algunos fragmentos, pero si os dáis prisa, aun encontraréis en los quioscos el número actual (¡atentos! por un par de euros más, lo podéis comprar junto al libro «La asertividad para gente extraordinaria» de Eva Bach y Ana Forés, muy recomendable»):

Conseguir un mundo mejor es fundamentalmente un asunto de conciencia. no se puede arreglar el mundo políticamente, hay que hacerlo desde dentro, y la única forma de cambiar masivamente la conciencia es a través de la educación. Y la que tenemos, bastante perversa y no pensada para educar a las personas sino para prepararlas para entrar en la corriente de la producción y el dinero, no sirve. Se necesita una educación diferente, una educación para el desarrollo humano. (…)

El énfasis para mí está en la formación de los educadores, no tanto en el tipo de escuela. Tengo la impresión que si no se forma a los educadores con la información e ideas, sino que recibieran una formación emocional, la cosa iría de otra manera. Eso significa también una formación terapéutica porque, a nivel emocional, los que participamos en la civilización occidental estamos enfermos. Somos todos víctimas de una misma plaga, la plaga del déficit del amor. De generación en generación, los niños se ven cortos de «maternaje», y esto no solo no ha mejorado, sino que ha empeorado con el hecho de que, hoy en día, las madres tienen que ganarse la vida fuera de casa. Son madres cada vez más ausentes y los niños se están poniendo cada vez más rabiosos, más difíciles. Llegan a la escuela más perturbados, y la escuela no se hace cargo de que este daño emocional es significativo para la vida. (…)

Tendría que haber por parte de los educadores un interés por la felicidad de los educados en lugar de seguir el patrón implícitamente severo que ha tenido la educación hasta el momento. Creer que donde hay problemas es la mano dura la que los va a resolver es un mal social muy generalizado. (…)

Hay muchas mujeres en el magisterio que tienen perfecta capacidad materna, y en su casa la ejercen, pero cambian al ponerse el uniforme del sistema. Este es el sistema patrialcal: no se supone que haya corazón, no se supone que la relación humana sea relevante ni que lo sea la relación personal con los estudiantes. Por eso no importa el tipo de escuela; el educador debe tener algo para dar y sentirse con libertad para darlo. (…)

Hay quienes interpretan la crisis de nuestro tiempo como una crisis de civilización misma. Es la crisis de una situación en la que somos seres domesticados. Nuestra animalidad, nuestra «instintividad», el órgano básico que tenemos para navegar por la vida, ha sido castrado hace mucho tiempo. Domesticamos a los animales y hemos aprendido a domesticar también a nuestros hijos. (…)

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